Qantas Wallabies


Semana 7. Del lunes 28 de marzo al domingo3 de abril
El alejamiento de las costas africanas ha venido acompañado de fuertes vientos de dirección variable, hasta fuerza 8 hemos tenido. Las trasluchadas han sido repetidas y los rizos en la mayor anudamos varias veces para aguantar su fuerza, así y todo hemos dañado de consideración, otra vez, la superficie vélica a la altudra del puño de driza, justo encima de la botavara. Labores de aprendiz de sastre me tuvieron entretenido gran parte de la mañana del martes hasta conseguir mantener, más o menos, la integridad de la mayor. Veremos a ver hasta cuándo
Atalayón continúa enfrentándose al mar navegando a un largo o por la aleta manteniendo la compostura y no disminuyendo su avance. ¡Qué gran marinero es! Y discreto. Sólo se queja cuando el que suscribe se olvida de sus obligaciones básicas y provoca incidentes, hasta la fecha, sin secuelas apreciables.
A mitad de semana en un intento de escora, mayor de lo aconsejable, persiguiendo aumentar medio nudo el avance, Atalayón se puso serio y me increpó
  • Trasmallo si sigues insistiendo en abrir el ángulo volcaremos y el remojón en estas aguas debe de ser nada aconsejable. La latitud que llevamos anda demasiado cerca del Antártico. Así que tú verás
  • Ya corrijo, señor. Andaba probando el límite de derrota aconsejable
  • Las pruebas en tu casa, en el salón y como dicen los castizos: con gaseosa. Aquí, pocas probaturas y a lo seguro.
Tras el rapapolvo justificado decidimos zontinuar con el rumbo más favorable y seguro que nos llevase hasta nuestro próximo control: La puerta de Australia. Frente a las costas australianas, muy cerca del paralelo de la ciudad de Perth pero distantes a unas 600 millas estaban situadas las boyas virtuales de control de paso. La emoción y el nerviosismo de encontrarme por primera vez en mi vida tan próximo al país de los "Qantas Wallabies", la selección australiana de rugby, vencedora del mundial del 99, me sugirió el sábado, al momento de cruzar la línea, me uniformara con un pantalón verde impermeable y el chubasquero amarillo fosforescente en homenaje a tan admirados jugadores. Atalayón, observador al que no se le pasaba un detalle, me preguntó
  • Haciendo piña con los colores nacionales del país vecino, ¿eh?
  • ¡Claro! Ya conoces mi afición por el rugby y estamos en territorios donde residen los mejores equipos mundiales, así que por ahora procuro ponerme a tono con el equipo de casa. Más adelante puede que me cambie la camiseta. Ya sabes
  • Sí, me imagino que en Nueva Zelanada te cambisrás el terno.
  • ¡Correcto Atalayón! Escucha el himno informal australianao que seguro te sonará
Y subiendo el volumen del lector de CD reproduje la melodía del "Waltzing Matilda" a la que nos sumamos como improvisado coro.